PERSONAJES:GENTE:FLAVIA PALMIERO " VUELVO PORQUE LA GENTE Y EL CORAZÓN ME LO PIDEN"

FLAVIA PALMIERO
En 2011 se cumplirán 25 años del día en que Flavia debutó en la pantalla del viejo Canal 11. Y para festejar sus Bodas de Plata televisivas, la conductora sorprendió a todos con la noticia: “¡Finalmente vuelvo al ruedo!”. Mientras graba un nuevo disco con sus grandes éxitos (by Sony Music), la diosa de increíbles 44 años adelanta todos los detalles.
Ella prende el grabador antes que el periodista. Se acerca al micrófono y dice: “Miércoles 20 de octubre del 2010. Nota para Revista GENTE”. Está sentada en el sillón de su casa de Barrio Parque. Toma un café con leche, y lo acompaña con una banana cortada en rodajas. Sobre la mesa ratona tiene revistas internacionales: Elle, Vogue, Glamour, People y Vanity Fair. Del otro lado del ventanal, donde está la pileta, su perra Madonna (una weimaraner) y su gato Freddo miran, atentos, lo que sucede en el living. Se prende el segundo grabador y Flavia Palmiero (44) responde la primera pregunta.

–¿Está confirmado? –Confirmadísimo.

–Decilo vos entonces... –Cómo no: ¡vuelve Flavia!

–Pero por ahora no hay pantalla. ¿No es así? –Por ahora no, pero estamos trabajando con Sony Music para lanzar el nuevo disco, un compilado de mis grandes éxitos, reversionados: Pipí papá, por ejemplo. ¡La primera canción que escribió Cris Morena!

SIEMPRE HAY UN REGRESO. Así es. Tras 19 años de ausencia (y 25 de su debut), la conductora de La ola verde (1986),La lecheada verde (1989), La ola está de fiesta (1990) y Flavia está de fiesta (1991) vuelve al ruedo. El primer paso será por medio de un disco (editado por Sony Music) y luego habrá tiempo para el teatro. ¿La televisión? Por ahora habrá que esperar. La entrevista sigue de esta manera...

–¿En qué cambian las nuevas versiones? –En definitiva son las mismas canciones, la esencia no varía para nada; lo que sí, van a sonar con mucho más power, como suelen decir ahora. La música evolucionó, y a eso apuntamos.

–¿Por qué hoy? –Es difícil de responder. La verdad es que hace algunos meses me levanté de la cama y dije: “Quiero volver... ¡y ya sé cómo!”. “Magia” es la única palabra que me sale para explicarlo. En el fondo, vuelvo porque la gente y el corazón me lo piden.

–¿Cómo influyó el pedido de la gente? –Siempre me lo pidieron, y siempre contesté lo mismo: “Es una etapa cumplida en mi vida”. Y estaba convencida de eso... hasta el día de hoy.

–¿Hubo algún otro factor? –Mmm... El Twitter me dio un gran empujón. Tengo más de noventa mil seguidores, y no hay un día de la semana en que no reciba mensajes para que vuelva. ¡Todos los días, eh! Es increíble. Además, hay algo que repiten y que me conmueve muchísimo: “¡Nos hiciste tan felices en la niñez...”. Yo no tuve una infancia feliz, por eso supongo que esa frase me descoloca, me mata.

LOS INICIOS. Tenía 8 años cuando Flavia imaginó su primer programa. Una caja, un trípode y un rollo del papel higiénico emulaban las cámaras de televisión. Frente a esa “cámara” practicó sus primeros pasos de baile y sus primeras canciones. “¡La tele era mi niñera! Yo quería devolverles lo mismo a los chicos”.

–¿Cuándo dejaste los programas infantiles, y por qué? –En 1992, por pedido de Alejandro Romay. “Basta de programas para chicos”, me dijo, “quiero que hagas una novela”. Y así terminó el ciclo. Hicimos una despedida para quince mil personas en el Campus de Maldonado... y nunca más volví a conducir programas infantiles. Te lo estoy contando como si hubiera sido ayer... ¡No quiero ni hacer el cálculo! (2010 – 1992 = ¡18 años!)

–Tampoco te fue mal. –Para nada. Inventamos el género tele-comediamusical- infantil. Hacíamos veinte puntos de rating ¡todos los días! Fue otro gran éxito.

–¿Nunca extrañaste lo otro? –Tuve una larga etapa de negación. No podía ver ni escuchar nada que tuviera que ver con La ola verde o Flavia está de fiesta. Era como tirar las fotos de un ex novio.

–¿Qué guardás de esa época? –Todo... El álbum de figuritas, la ropa que usaba en los shows, patines, zapatillas, anteojos, remeras, videos, los discos, los recitales, las muñecas de Flavia... ¡hasta el micrófono que usaba! ¡Era mío! Me lo compré especialmente. En esa época un micrófono de Shure era lo último en tecnología. Lo sigo usando. ¡Todavía funciona!

–¿Tus hijos llegaron a jugar con tu merchandising? –A Giuliana (20) la tuve en esa época, pero ella sentía que me tenía que compartir con el resto de los chicos. Así que odió un poco todo ese proceso. Gianmarco (15) vino después... pero ninguno de los dos se crió mirando programas infantiles. Veían dibujitos o cosas que vinieran de afuera.

–¿Esta vez tu hijo te va a poder ver en acción? –No creo. Está en una edad crítica... ¡No va a querer!

–¿Y tu hija? –¡Tampoco! Está en la etapa de las series americanas.

–¿A quién le diste la primicia de tu vuelta? –Creo que a mis hijos. “¿Te animás?”, me preguntaron. “¡Sí!”, les dije, “eso es lo que más me sorprende”.

–Volviendo un poco atrás, ¿cómo intervino Gustavo Yankelevich en tu carrera? –Un día llegó al canal como director artístico, y al poco tiempo me reuní con él. Entonces (¡obvio!), aproveché la ocasión y le conté que me gustaría agregar canciones, juegos, y que los chicos vieran el programa (Al principio de La ola verde era más bien una presentadora de dibujitos animados). Y Gustavo me dijo que sí. Es más, me acuerdo de sus palabras: “Me parece una brillante idea”.

–¿Se notó el cambio? –¡Treinta puntos de rating en la televisión y cuatro funciones en el Maipo por día! Era una locura. Un día, en la época en que había tenido a Giuliana, me desmayé. Gustavo me llevó a las corridas al hospital.

–Se juntaron tus dos hijos: el artístico y el biológico. ¿Hubo algún conflicto con eso? –Fue muy fuerte. A los veintidós años estaba casada, con una hija, cuatro funciones en el teatro y un programa de televisión exitosísimo. Fue un vértigo demasiado grande. Lo pagué caro años más tarde.

–¿Cuál fue el saldo? –A los treinta me separé y tuve una crisis por haber logrado todo. “¡¿Y ahora qué?!”, me preguntaba. Estaba muy angustiada, pero no me arrepiento de nada. Estoy convencida de que las cosas llegan... en el momento que llegan.

–¿Gustavo se enteró de tu vuelta? –¡No todavía!

–¿Preferís que se entere por esta nota o pensás llamarlo? –Creo que lo voy a llamar. Es una persona que merece todo mi respeto, y de quien aprendí mucho de todo este mundo. Se va a poner contento por mí, seguro.

¿QUIEN TE HA VISTO Y QUIEN TE VE? ¿Qué cambió en Flavia? Todas las diferencias y semejanzas, en la tercera y última parte de la entrevista...

–¿En qué te notás diferente? –En muchísimas cosas... ¡Ahora leo con anteojos!

–También tenés tatuajes. –Jajajá. ¡Sí! Tengo un caballo en la muñeca, una estrella en mi pie izquierdo y tres estrellitas en el hombro: dos son mis hijos, y la otra podría representar a un tercero que algún día me gustaría tener.

–Respecto del público, ¿te das cuenta de que la mayoría van a ser los hijos de los que antes miraban el programa? –No sólo me doy cuenta, sino que lo vivo a diario. Los padres me piden que me saque fotos con sus hijos, ¡pero ellos no tienen idea de quién soy! Mejor que sea así: es un lindo desafío.

–¿Con qué Flavia nos vamos a encontrar? –Conmigo, la actual. Esta mujer de 44 años. Como te dije antes: vuelvo porque entendí desde qué lugar tenía que hacerlo. Esa es la clave para mí, es algo mágico. Es como el amor: no tiene explicación.

–Me imagino que también volverá el Señor Televisor, ¿o no? –Sí, por supuesto. No te puedo adelantar nada sobre él, pero va a estar más modernizado.

–¿Algún otro amigo? Se me ocurre el Señor Internet... –Jajajá... ¡Por ahora no!

–Dentro de veinticinco años... –¡¡¡Nooooo!!! Jajajá. Ni lo digas. Cuando tenía veinte años juré que a los cuarenta no pensaba estar conduciendo un programa para chicos. ¡Por suerte... me equivoqué!

Por Juan Cruz Sánchez Mariño. Fotos: Santiago Turienzo y Archivo Atlántida. fuente:gente.com.ar

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