Estrenó la segunda temporada del programa de entrevistas a políticos en
A24 pero no pierde las esperanzas de que la llamen para trabajar en
ficción. A los 46 años, se ve como mujer madura, aunque no está
preparada para ser abuela.
“Hoy es…? Ah, sí, bueno, acá estamos con Leni, de El Guardián.”
Flavia Palmiero graba sus notas. En
realidad, no “sus” notas sino las que otros le hacen a ella. Por las
dudas, nunca se sabe con estos periodistas. Si lo sabrá ella, que desde
el año pasado empezó a entrevistar y ahora continúa con la segunda
temporada de Políticos al asador, los domingos a las 21 por el
canal A24. La ex conductora infantil, con la participación de Diego
Kravetz (abogado, ex diputado porteño y productor), se puso al frente de
un programa de reportajes donde se le propone al invitado prender el
fuego tradicional de los argentinos para compartir, mientras tanto, la
charla con Alberto Fernández, Ricardo Alfonsín, Sergio Massa y Gabriela
Michetti (algunos de los que pasaron la temporada anterior) o con
Ricardo Gil Lavedra, Jorge Telerman, Esteban Bullrich y Graciela Ocaña,
entre otros invitados de este año.
–Cuando me lo propuso Diego Kravetz, yo miré para otro lado. “No es a mí, te equivocaste, yo qué tengo que ver”, aclaré (se ríe).
Entonces, me explicó que la idea era una charla distendida, para que
los políticos se relajen. Al principio me asustó, estaba nerviosa en un
terreno que no es el mío, pero me preparo sobre la vida de cada invitado
–cuenta esta menuda mujer de 46 años que hace 30 fue la imagen de Eva
Duarte adolescente en el film Evita, quien quiera oír que oiga, de Eduardo Mignona.
–Sabés que, como yo fui Evita, eso de cierta
forma me acerca a la política porque todos vieron esa película; era en
el inicio de la democracia y de la militancia para muchos. A través de
Evita revinculo mi relación con la política o, por lo menos, con un
personaje histórico que marcó a mucha gente. Es un punto de encuentro,
algo en común. Nunca milité, pero me interesan la política y la
actualidad; pago mis impuestos pero no me interesa la militancia y en
cuanto al programa, soy neutra y estoy cómoda así. No tengo que tomar
partido y entonces puedo acercarme de otra manera –explica.
Los programas son grabados en un maratón de
cuatro en un día y la jornada anterior, en larga reunión de producción,
Palmiero estudia a estos personajes, arma las preguntas y guiona, de
alguna manera, la charla. “Las cosas van saliendo, yo no estoy con los
papeles en la mano y se trata de entrevistados exigentes. La primera vez
que lo hice, con Alberto Fernández, fue heavy y cuando terminó pensé:
‘No quiero hacerlo más, no sé nada de esto, no quiero hablar de
política’ y todos me respondieron : ‘No tenés idea, no sabés todo lo que
te contó’. Cuando vi las repercusiones, me di cuenta de que había
estado bien”, recuerda.
–Será porque no te metés en la discusión política.
–No es mi rol. En este programa no es
necesario. Yo hablo como mujer, mamá, ciudadana, construyo ese tipo de
entrevistas como podría hacerlo cualquiera desde su casa. Me atrae
conocer un mundo que desconocía. Soy muy esponja, me encantan los
desafíos, no quiero estancarme, me aburro si hago lo mismo.
–¿Qué comentarios recibiste del gremio de periodistas políticos?
–Imaginate que, cuando salió, me cubrí con
una escafandra porque estaba preparada para cualquier cosa. Pero tuve
mucha aceptación. No compito porque no soy periodista. Les gustó porque
llevé a los políticos a otro terreno, cosa que los periodistas no hacen.
¡Y hasta alguno me copió algunas preguntas, las que no se animaban a
hacer!
La carrera de Palmiero es rara. Al
principio, pintaba para actriz. Pero no, fue conductora de infantiles y
muy exitosa, con muchos shows teatrales y varios discos: 30 puntos de
rating promedio, cuatro funciones de teatro por día y más de un millón
de álbumes vendidos con canciones escritas por Cris Morena. En los 90,
apostó a las telecomedias musicales (Flavia corazón de tiza, María Sol, Mamá por dos), a los programas para adolescentes (Alpiste perdiste, Qué sé yo). Para el nuevo milenio, probó en comedias (Sos mi vida), en los ciclos de Tinelli (Bailando por un sueño, en 2007, y Musical de tus sueños, en 2009) y en 2011 regresó con un revival de La ola verde en teatro y nuevo disco con Sony.
–Es que cuando empecé era la etapa del
destape del cine argentino; no quería desnudarme pero eso era lo que te
ofrecían. Pero no pierdo las esperanzas de ser una gran actriz seria. En
ese momento se dio así y tal vez no fue lo correcto para los que
diseñan las carreras de algunos artistas, pero actué tal como lo sentía.
–¿Pero se trató de objetivos buscados o es lo que te apareció en ese momento?
–Lo busqué. Presenté un proyecto. Había entrado a canal 11 con una novela (Rosse,
1985) y a los 19 años presenté uno para un infantil. El director
artístico me confesóque no era habitual que alguien a esa edad fuera a
presentar proyectos y que sería una gran conductora de televisión. La ola verde ya
estaba conducido por otra chica (Any Rosa Cordero), que renunció, y a
los dos meses de haber hablado me llamaron a mí. Así empecé y el
programa fue mutando. Como quería cantar y bailar, y no sólo actuar, con
(Alejandro) Romay fuimos los primeros en presentar una comedia musical
en la tele, Flavia corazón de tiza.
–¿Por qué pensás que no pudiste volver a tener tanto éxito? ¿Empezaste muy arriba?
-Hay que estar 30 años trabajando y seguir
de pie. Siempre trabajé, año a año. Lo que pasa es que, por suerte,
alguna vez tuve ese tremendo éxito, y hay gente que no lo logra nunca.
¿Sabés qué lindo es soñar algo y que se te cumpla, y que encima seas un
fenómeno? Puedo morir tranquila, hace años que puedo morir tranquila.
Hice todo lo que me gusta: escribir, actuar, bailar, cantar.
–¿Y ahora aparece la conducción?
–Es un terreno para el que se nace. Hay
gente que puede y otra que no. En mí es natural, no armo un personaje.
La actuación es otro arte y lo respeto. Es hacia donde apunto en un
futuro cercano. Porque al ser más grande, tengo más para transmitir. Te
volvés más interesante porque ponés en juego lo vivido. Las preguntas
que puedo hacer hoy tienen que ver con las historias que me pasaron y
que no podía saber a los 20. Quiero sacarle esa ventaja a la vida; por
eso lo de la actuación que te marcaba. Pero por ahora no hay ningún
proyecto.
–¿Qué te dio el paso por el Bailando?
–¡Dinero! (se ríe). Sufrí, la pasé
mal, no tengo los códigos de ahí. Los que tenemos carrera, la pasamos
mal; a los que no tienen nada que perder, les gusta.
–¿Ganaste amigos y enemigos en 30 años de carrera?
–Enemigos se hacen solos. Y amigos y conocidos tengo muchos y de distintos lados.
Hija única, divorciada y madre de dos hijos
–Giuliana, de 24, y Gianmarco, de 18–, ninguno de ellos siguió su
camino: la mayor, que ya vive sola, estudia Arquitectura y el menor, que
convive con su mamá, Ingeniería. A los 46, remarca que no tiene
cirugías, que se cuida pero menos de lo que la gente cree, que come de
todo, que practica gimnasia pero no se mata, que se pone electrodos y
lleva a cabo tratamientos pero que es lo anti de todo lo que recomiendan
las revistas. “Llevé una vida sana, sin alcohol ni drogas, y agradezco a
mi familia porque mi mamá parece más joven y mi hija parece de 15.
–¿Te imaginás abuela?
–Fui mamá muy joven, a los 22, y tus hijos
no quieren repetir tu historia. Mi hija es muy distinta a mí, aunque en
muchos aspectos se me parece. Estuvo bueno ser mamá joven, pero también
es cierto que dejás de lado otras cosas. Quisiera ser abuela cuando esté
madura para serlo.
Agradecimientos: Nuss Hotel
(www.nusshotel.com), Naima y Bacespa. Peinó Luis Fernando Garcio y
maquilló Damián Viera para Sebastián Correa Estudio.
fuente:elguardian.com.ar
Comentarios